Después de un tiempo

Parecemos marionetas que corren detrás de un sueño, tomando prestadas ilusiones y pensamientos que habían existido en otros tiempos, en otros siglos...
Qué rápido pasa el tiempo, y sin embargo no ha pasado nada, que veloz ese hijo del cielo, y nosotros sin poder sostenernos de sus manos para seguirle el rastro.
Caminamos en línea recta y los segundos siguen dando vueltas, o tal vez dando tumbos, en un círculo acromático de líneas, puntos y flechas... acaso será preferible seguir en línea recta y con ciertas variaciones?
Todo pasa y gritamos, aruñamos la brisa con el pensamiento, cortamos por la mitad todo pensamiento implícito, mordemos el recuerdo con el silencio más intenso de la vida... Y sin embargo, seguimos aquí, escribiendo lo que no decimos, diciendo lo que no escribimos y pensando lo que no podemos (o no nos atrevemos) a hacer. La cobardía debería tener varias definiciones a través del tiempo, y tener prohibida su justificación inherente a cualquier irrelevancia de los hechos que pueda considerarse importante.

Es mejor seguir caminando en línea recta, adornando el trazo con saltos, tumbos y vueltas.